sábado, 25 de julio de 2015

Noches de café, verdades amargas.

Te enseñé a preparar café, para servirlo en nuestra taza, un poco rota, frágil y algo sucia, pero nuestra; nuestra taza era única, irreemplazable, capaz de convertir días de café´s ácidos y amargos en noches claras con una linda vista a la luna, provocandole celos al océano. Aún puedo saborear aquel café amargo, el cual me diste a ojos cerrados, no estaba listo para probarlo, no quise, me negué pero hay verdades que no se pueden ignorar, sin importar el aroma. Tu café, lleno de mentiras, sentimientos muertos, placeres fingidos y verdades amargas me has producido muchos sinsabores, dejando mucho que desear, a través de mis ojos puedes apreciar cada uno de ellos. Recordamos como comenzó pero olvidamos como terminarlo, ya que, las noches mueren, el tiempo exige que le recuerden y el café se acaba.

Cuando respiro, me desangro, vivo y aprendo, recordándote pienso en aquellas noches de café.