porque cuando ascendí al cielo sagrado
me tropecé con algo profundamente decepcionante,
esperaba encontrarme con un dios
y en su lugar,
entre paredes blancas
vi postrado sobre rocas brillantes
una lágrima
junto a una mascara
y al desocultarlo todo
conocí a una lastima que siento por mi mismo
por observar como caía en picada
al vacío
y no querer hacer absolutamente nada.
solo sentí un gozo aterrorizante y tremendo
brotando desde mis adentros.
Era yo aquel Dios, el de las ausencias..